Àngel Beneito Lloris
Francisco Moreno Sáez
Josep Lluis Santonja Cardona
Cabecera de la comarca de l'Alcoià, Alcoi tenía 38.739 habitantes en 1930 y 45.795 en 1940 -aunque en el censo de ese año figuraban muchos reclusos en las cárceles alcoyanas, vecinos de otras localidades-. Ciudad con una potente industria -papelera, textil y metalúrgica-, sus trabajadores tenían una gran tradición organizativa, ya desde los años de la Primera Internacional, cuando la Federación Española de la AIT tenía allí su ejecutiva y se produjo la revolución social conocida como "el petrolio". Mayoritariamente, los trabajadores alcoyanos pertenecían al sector libertario del movimiento obrero y la presencia del PSOE y la UGT era minoritaria frente a la CNT. Las huelgas y luchas sociales llevadas a cabo durante muchos años no pudieron subsanar las malas condiciones de vida de la clase obrera. Entre los partidos republicanos destacaba "Fraternidad Republicana", fundada por Juan Botella Asensi, que se integraría después en el Partido Radical. En las elecciones de abril de 1931 triunfó de manera aplastante la coalición republicano-socialista y fue elegido alcalde de la ciudad el radical Antonio Francés, al que sustituyó en 1933 Evaristo Botella Asensi. En las elecciones de febrero de 1936 fue también contundente el triunfo del Frente Popular, en gran medida por la actitud de los anarquistas locales, que no hicieron propaganda por la abstención1.
Cuando se produjo el golpe de estado de julio de 1936, los sindicatos y los partidos políticos afines al Frente Popular -entre los que ya figuraba, con cierta importancia, el PCE- instaron a sus afiliados a que defendieran la República y ellos respondieron, controlando y finalmente tomando el cuartel del Regimiento de Vizcaya y organizando inmediatamente columnas de milicianos que salieron para el frente, en especial hacia Andalucía. El Comité Revolucionario de Defensa (CRD) sustituyó al poder municipal, hasta que lo cedió al Consejo Político Económico-Social (CEPS). Se colectivizaron y socializaron la inmensa mayoría de las empresas, se confiscaron bienes y propiedades, tanto de la Iglesia como de empresarios y otras personas consideradas afectas a los sublevados -partidos y sindicatos instalaron en algunos de ellos sus sedes o las de distintas organizaciones afines- y muchos vecinos "de orden", afiliados en su mayoría a DRA, fueron encarcelados. Alcoi entró entonces en un proceso de auténtica revolución, ya que los trabajadores, la mayoría cenetistas, creyeron llegado el momento de hacer realidad la revolución social tanto tiempo esperada2.
Alcoi fue la ciudad de la provincia de Alicante en que fue mayor el número de víctimas mortales de la represión republicana, que se llevó a cabo, con gran intensidad, entre agosto de 1936 y febrero de 1937. El total de víctimas -la mayoría, sacados de las cárceles en que se encontraban, asesinados y abandonados sus cuerpos en carreteras más o menos alejadas de la ciudad- oscila, según los estudios, entre los 109 y los 131. Las personas asesinadas en "paseos" o fusiladas por sentencia del Tribunal Popular fueron sacerdotes (18), militares y miembros de fuerzas de seguridad (24), industriales (19), abogados (7), estudiantes (14) y oficinistas (12), sobre todo, siendo muy escaso el número de los obreros manuales. Los responsables de estas muertes fueron milicianos pertenecientes a diversos partidos y sindicatos, que incluso las ejecutaban contraviniendo órdenes expresas del Gobierno Civil: ése fue el caso de las últimas víctimas, nueve personas encerradas en el Círculo Industrial, en febrero de 1937. Según algunas fuentes, jugaron un papel fundamental en esta represión un grupo de anarquistas, denominado “Defensa Confederal”.
Además, según la Causa General, fueron demolidas las iglesias de San Agustín, Santa María y San Francisco y confiscadas las de San Jorge, María Auxiliadora y San Roque, al igual que los colegios y conventos de las monjas Carmelitas, Paulas, Agustinas Descalzas y Esclavas -donde se instaló una "checa"-, los Salesianos, las sedes del Círculo Católico de Obreros, el Círculo Industrial, el Círculo Carlista, el Partido Tradicionalista y DRV, que fueron ocupadas por organizaciones afines al Frente Popular, como también sucedió con algunos domicilios particulares. En esos edificios se instalaron asimismo talleres, hospitales, cuarteles, una guardería infantil, el SRI, cooperativas y un Museo. Fueron incautadas todas las fábricas y comercios, talleres e industrias, asumiendo la dirección y administración de las mismas los dirigentes de la CNT–FAI, la UGT, las JJLL y el Partido Comunista. No deja de ser sorprendente que el informe de la alcaldía al fiscal de la Causa General sobre todos estos hechos no cite prácticamente a ningún sospechoso de haberlos llevado a cabo3, lo que no impidió que fueran castigados por ellos numerosos alcoyanos, en los Consejos de guerra franquistas.
La represión franquista se ejerció, sobre todo, contra los trabajadores industriales de la localidad, siendo mucho más suave la que afectó a intelectuales, funcionarios municipales, docentes, etc. Por su militancia, predominaban entre los represaliados por hechos ocurridos durante la guerra civil los afiliados a CNT-FAI, pero en la postguerra serían sobre todo los militantes del PCE los que serían objeto de esa represión.
Fueron acusados de participar en algún asesinato y haber ido en el “coche de la calavera”; haber tomado parte en el incendio de edificios religiosos; haber sido milicianos y haber hecho guardias en las cárceles de la localidad; haber practicado detenciones, registros e incautaciones; haber efectuado denuncias; haber intervenido en el asalto al cuartel del Regimiento; haber marchado voluntariamente al frente -en especial, en la columna que salió hacia el frente de Córdoba o en el batallón Ruesca-Taino- y haber alcanzado alguna graduación militar; haber sido miembros de la Guardia Popular Antifascista; haber sido dirigentes de partidos y sindicatos afectos al Frente Popular, así como del Comité Revolucionario de Defensa, el CEPS o la corporación municipal; haber tomado parte en la socialización y colectivización de las fábricas y negocios de la ciudad; haber hecho propaganda de la “causa roja” -escribiendo a veces en la prensa local o interviniendo en mítines- y haber “difamado” a la “Causa Nacional”; haber sido testigos de cargo contra los militares sublevados, etc.
Fueron condenados a muerte y ejecutados en la postguerra, al menos, cincuenta y cinco vecinos de Alcoi, entre ellos el alcalde Evaristo Botella Asensi, cuyo indulto fue propuesto por el propio Consejo de guerra. Además, más de veinte(4) fueron asimismo condenados a muerte y vieron conmutada esa pena por la de 30 años de reclusión mayor, que asimismo se aplicó a unas cincuenta personas. De los condenados por auxilio a la rebelión, la mayoría -más de cien - fueron condenados a 12 años y 1 día de reclusión menor; también fueron muchos los condenados a 20 años de reclusión menor -en torno a cincuenta- , y a 6 años y 1 día de prisión -en torno a cuarenta y cinco-.
Estuvieron encarcelados -bien antes del juicio, bien para cumplir condena- en las cárceles de Alcoi y Monóvar, y el Reformatorio de Alicante, los penales de El Dueso, San Fernando y Burgos, los campos de concentración de Albatera, Miranda de Ebro, Portaceli, San Juan de Mozarrifar, la Colonia Penitenciaria de Dos Hermanas, las prisiones de Málaga, Madrid -Yeserías, Carabanchel-, València, Teruel, Barcelona, y a otros muchos lugares de la geografía carcelaria franquista. Asimismo, fueron enviados una multitud de alcoyanos a Batallones de Soldados Trabajadores destinados en numerosas localidades.
La Ley de Responsabilidades Políticas se aplicó a cerca de doscientas cincuenta personas que, debido a su insuficiencia económica, fueron sancionadas con dos o cinco años de inhabilitación para desempeñar cargos públicos. Las sanciones económicas fueron escasas y, además, algunas acabaron siendo objeto de indulto, por las mismas causas, el escaso poder adquisitivo del sancionado. Las excepciones fueron las multas que se impusieron al abogado Gregorio Ridaura Pascual -15.000 pesetas- y al médico y diputado socialista Salvador García Muñoz, que había marchado al exilio -5.000 pesetas-. Dada la escasa presencia de la masonería en Alcoi, apenas hubo afectados por las causas incoadas por el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo(5). Cerca de doscientos funcionarios municipales fueron cesados, siendo muy pocos los que fueron repuestos tras el proceso de depuración, que también se llevó a cabo en otras administraciones, empresas y asociaciones, y sobre todo, en la enseñanza: la represión fue mayor entre el magisterio que entre el profesorado de Instituto y Escuela de Trabajo. Muchos alcoyanos fueron objeto de la represión franquista por su activismo cultural, además de su militancia política o sindical.
La represión de las mujeres no fue muy relevante en Alcoi, ya que su incorporación a la vida política y sindical había sido muy escasa, dada la oposición mostrada por los propios sindicatos y partidos de izquierda. Las represaliadas fueron, sobre todo, maestras, enfermeras y empleadas en centros asistenciales: ninguna fue condenada por adhesión a la rebelión, siendo la pena máxima la de 12 años y 1 día por auxilio a la rebelión. De todos modos, las mujeres alcoyanas sufrieron, como en el resto de España, esa cotidiana represión que supuso su retorno a una posición subordinada después de haber alcanzado durante la República la condición de ciudadanas.
La mayoría de los vecinos que tuvieron que exiliarse lo hicieron al Norte de África y al mediodía francés: algunos de ellos colaboraron con la resistencia contra las tropas alemanas y fueron enviados a los campos de concentración nazis, donde doce de ellos perdieron la vida. El que fuera ministro de la República, Juan Botella Asensi, recaló en México, con sus hijos, y allí llegaron también Juan Gil-Albert, Miguel Masiá o Gabriela Abad. Otros estuvieron en la URSS o en varios países de Latinoamérica, como el ex-presidente de la Diputación Ramón Llopis, en Argentina, o el poeta Pascual Pla y Beltrán en Venezuela.
Alcoi fue, posiblemente, la ciudad de la provincia de Alicante en que con mayor frecuencia e intensidad se mantuvo alguna actividad de oposición clandestina al franquismo. Por eso, las detenciones y condenas fueron abundantes, si bien fueron en disminución una vez pasada la década de los años cuarenta. Aunque hubo algunos intentos de reorganizar la CNT, la mayoría de esa actividad estuvo protagonizada, como hemos dicho, por militantes del PCE y, más adelante, de CCOO. El mayor número de detenciones se produjo en 1944 y 1945, cuando la inminente derrota de nazis y fascistas en la guerra mundial despertó las expectativas del antifranquismo y los recelos de la dictadura.
(1) Sobre los antecedentes de la guerra civil, puede consultarse AA.VV., Historia de Alcoy. Alcoy. Ajuntament - Editorial Marfil, 2006.
(2) Un amplísimo relato de lo ocurrido en Alcoi durante la guerra civil y el franquismo, en el libro de BENEITO LLORIS, Àngel - MORENO SÁEZ, Francisco - SANTONJA CARDONA, Josep Lluis, Tiempo de sombras. La represión en Alcoi desde la guerra civil a los años setenta. Alcoi. Ajuntament, 2017.
(3). "Son tantos los tormentos, incendios, destrucciones y saqueos cometidos por las hordas marxistas en esta Ciudad, que es imposible enumerarlos por haber sido cometidos en su mayoría a particulares y sin que se hayan dado a la publicidad" (Causa General).
(4) Todas estas cifras son provisionales, pues desconocemos el resultado de más de trescientos procesos incoados a vecinos de Alcoi por las autoridades militares, cuyos sumarios se encuentran en el Archivo General Histórico de Defensa, en Madrid.
(5) Algunos alcoyanos de la JSU que fueron, en principios, encausados por el TRMyC, acabaron puestos en libertad sin ser procesados, aunque pasaron bastantes meses en la cárcel.