Ferran Gómez Albentosa
Francisco Moreno Sáez

Localidad perteneciente a la comarca de la Vega Baja del Segura/Baix Segura, que tenía 4.025 habitantes en 1930 y 4.703 en 1940. Según la Causa General, no hubo ejecuciones ni asesinatos durante la Guerra Civil, aunque aparecieron cuatro cadáveres en las afueras de su término municipal en agosto de 1936: dos guardias civiles del puesto de Torrevieja, el secretario del Ayuntamiento de Rojales y un abogado ilicitano. En ninguno de los casos, la responsabilidad de estos hechos se atribuyó a los milicianos locales. No obstante, un grupo de milicianos de la pedanía del Campo de Guardamar fue acusado de participar en la detención de Clemente Gosálvez Valls, cuñado del político republicano conservador Joaquín Chapaprieta, que fue asesinado posteriormente. En los inicios de la guerra, se detuvo y se trasladó a Alicante a varios falangistas guardamarencos, aunque fueron liberados pocos días después, a iniciativa de las autoridades municipales de Izquierda Republicana (IR). Por último, la Causa General recogió las ejecuciones de cuatro vecinos en el frente, que se atribuyeron a sus ideas conservadoras, aunque no hay evidencias de que fueran represaliados.

No se tiene constancia de organizaciones republicanas y socialistas antes de 1930. A principios de ese año, se organizó la agrupación local del Partido Republicano Radical-Socialista a partir de antiguos militantes de la Unión Patriótica, desencantados con la gestión de la dictadura de Primo de Rivera en el ámbito local. Desconocemos el número de afiliados al partido, aunque se convirtió en la fuerza política mayoritaria y hegemónica durante la República. De hecho, mantuvo la mayoría absoluta de concejales en el Ayuntamiento hasta noviembre de 1936. Su sede se encontraba en el Centro Republicano (calle Mayor, 5). Tras la crisis interna que sufrió el partido a escala nacional en 1933, la gran mayoría de militantes de Guardamar se integró en la Izquierda Radical-Socialista y, a partir de abril de 1935, en IR. A finales de ese año, se fundó la agrupación local de Unión Republicana, con antiguos militantes del Partido Republicano Radical, aunque se trató de una organización con pocos afiliados. Su sede durante la Guerra Civil fue el casino de la localidad, que con anterioridad había sido el centro de los radicales. Por último, tenemos constancia de la existencia de la Alianza de Labradores, organización de pequeños propietarios vinculados a los partidos republicanos.

Tenemos pocos datos acerca de la organización socialista local. En diciembre de 1931, se fundó la Sociedad de Trabajadores de la Tierra “El Porvenir”, vinculada la Unión General de Trabajadores (UGT), que alcanzó más de un centenar de socios. Sabemos que hubo otras sociedades similares de albañiles, pescadores y oficios varios, aunque no se puede precisar su número de inscritos. Es probable que el PSOE se fundase también a finales de 1931 y que compartiese el Centro Republicano con IR como sede. Durante la guerra, se trasladó a la casa del cura, expropiada a tal efecto. Sus primeros dos concejales fueron nombrados por el Gobernador Civil en septiembre de 1936, aunque en el primer consejo municipal de noviembre de 1936, que integraba todas las fuerzas del Frente Popular, obtuvo la mayoría de regidores del consistorio. En 1937, el PSOE contaba con 27 militantes, cuatro de ellos mujeres. La organización de Juventudes se fundó ya en guerra, al igual que el radio local del PCE y el sindicato libertario de la CNT, aunque no alcanzaron el número de afiliados del PSOE y la UGT respectivamente. 

En la primavera de 1936, durante el transcurso de una huelga campesina, se ocupó la finca El Raso, propiedad de la familia Chapaprieta, y se produjo un enfrentamiento con la Guardia Civil, que se saldó con su sustitución por guardias de asalto. A finales de julio de 1936, un grupo de milicianos foráneos intentó quemar la Iglesia de San Jaime Apóstol, pero las autoridades municipales impidieron el asalto, si bien se quemaron varias obras artísticas, el archivo parroquial y los bancos del templo. Algunos dirigentes republicanos y socialistas escondieron algunas imágenes religiosas y otros objetos de culto para evitar que se destruyeran. A lo largo de la guerra, la iglesia se mantuvo como lugar de vigilancia, almacén, cocina de los soldados destacados en el pueblo y zona de aparcamiento de vehículos. También se denunció la ocupación de varias fincas rústicas y urbanas (las primeras, colectivizadas por la Sociedad de Trabajadores de la Tierra “El Porvenir”) y el asalto del cuartel de la Guardia Civil. La Causa General responsabilizó de todo lo ocurrido a varios militantes socialistas.

Las víctimas de la represión franquista se dedicaban fundamentalmente al trabajo de la tierra (jornaleros y agricultores), si bien cabe destacar un importante grupo dedicado a otros oficios, como pescadores y marineros, panaderos, empleados de la Compañía de Riegos de Levante, albañiles, etc. 

Más de un centenar de vecinos pasó por Consejos de guerra y/o expedientes de depuración. Las acusaciones a las que se enfrentaron se relacionaron con el asalto de la iglesia, la detención de Clemente Gozálvez y hechos ocurridos en el frente, entre otros. El delito más común que se imputó a los guardamarencos que comparecieron ante el tribunal militar fue el auxilio a la rebelión, aunque en algunos casos se les inculpó de adhesión a la rebelión. La mayoría de los detenidos fueron recluidos en la cárcel de San Miguel de Orihuela y en el Reformatorio de Adultos de Alicante, si bien otros estuvieron en otras prisiones, como el penal de Cartagena. El médico titular, el farmacéutico, el practicante y la matrona fueron destituidos como funcionarios municipales, mientras que algunos maestros fueron sancionados por su militancia política. Desconocemos el número exacto de vecinos a los que se abrió un expediente de Responsabilidades Políticas (únicamente contamos con una decena de nombres), mientras que sólo dos guardamarencos comparecieron ante el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo. 

A finales de abril de 1945, tras la muerte del inspector Maján en el campo de Elche, fueron detenidos unos cincuenta hombres, por considerar que formaban parte de la Unión Nacional y que estaban almacenando armas para provocar un levantamiento. Muchos de ellos, militantes de distintos partidos y sindicatos, fueron trasladados a Elche y, posteriormente, al Reformatorio de Adultos de Alicante. Como consecuencia de las torturas en los interrogatorios, fue asesinado un militante de la UGT, que ya había estado en prisión tras comparecer en un Consejo de guerra. Aquellos detenidos que conservaban algún arma en su domicilio, aunque estuviera inutilizada, permanecieron en prisión seis meses.