Francisco Moreno Sáez
Localidad perteneciente a la comarca del Baix Vinalopó, que tenía 12.400 habitantes en 1930 y 11.403 en 1940. Con una importante industria textil, Crevillent fue una de las primeras localidades de la provincia -junto a Elche y Alicante- en la que se creó una Agrupación Socialista, en 1891, y hubo pronto varios sindicatos, de labradores, constructores de suelas, hiladores, tejedores y albañiles, instalados en un Centro Obrero y afectos a la UGT, que sería siempre el sindicato mayoritario. En 1910 se inauguró la Casa del Pueblo y en el primer tercio de siglo hubo importantes huelgas de alpargateros, tejedores e hiladores. El PSOE tuvo concejales ya desde las elecciones celebradas tras los sucesos de la Semana Trágica, en el seno de la Conjunción Republicano-Socialista. Y en la segunda década del siglo alcanzaron un cierto desarrollo las Juventudes Socialistas.
Aunque desde 1921 existía un núcleo del PCE, el predominio socialista continuó durante la Dictadura y buena parte de la República: en 1929 la UGT contaba con 1.518 afiliados y en 1931 el PSOE fue el partido más votado y obtuvo seis concejales, de los cuales uno fue elegido alcalde. El número de afiliados a la AS osciló mucho: 40 en 1933, 345 en 1936, 216 -de ellos 26 mujeres- en 1937 y 250 en 1938. Durante la guerra, la UGT procedió a la colectivización de varias fincas rústicas y de las industrias de la localidad.
En abril de 1934 se produjeron unos graves sucesos en la localidad, al resultar muertos por disparos de la guardia civil dos jóvenes, uno del PCE y otro de las JJSS, que participaban en una manifestación. Su entierro fue multitudinario y se proclamó la huelga general, a lo que el gobierno respondió destituyendo al alcalde de la localidad y procesando a varios socialistas y comunistas. En 1936 aumentó la tensión, con graves enfrentamientos entre obreros de izquierda y falangistas, que tomaron parte en el intento de liberar a José Antonio en julio de ese año1.
El PCE experimentó un gran crecimiento durante la guerra civil: tenía más de doscientos militantes -de ellos treinta y cinco mujeres-, además de otros muchos que se encontraban en el frente; estaban organizados en ocho células, tenían buenas relaciones con el PSOE en el Comité de Frente Popular Antifascista, celebraban con ellos asambleas conjuntas y actuaban coordinadamente en los sindicatos de Hilaturas, Textil y Alpargatas. La incorporación de las mujeres al trabajo y a la política tropezaba con muchas dificultades aún. En cuanto a los republicanos de IR y a la CNT su presencia en Crevillent era exigua.
Según la Causa General, entre agosto y diciembre de 1936 hubo veintiuna víctimas de la violencia republicana, siete de ellos como consecuencia de la sentencia de un Tribunal Popular de Alicante, acusados de haber colaborado en la preparación del golpe de Estado. Falangistas, en su mayoría, y militantes de partidos de derechas y la Comunión Tradicionalista, eran industriales, oficinistas, de profesiones liberales -médico, abogado, farmacéutico-, un sacerdote y algunos obreros. La Causa General acusó de esos "paseos" y de las muertes "legales" -por actuar como testigos de cargo- a dirigentes del Frente Popular, muchos de los cuales consiguieron huir al terminar la guerra, casi todos en el "Stanbrook". Además, se produjo la incautación de todas las fábricas de la localidad, la destrucción de imágenes de la Iglesia parroquial y la ermita del Convento de las Hermanas Carmelitas, y el saqueo de varios domicilios particulares, atribuidos a los ya citados dirigentes socialistas y comunistas. Veintidós vecinos fueron considerados "facciosos".
Los represaliados por el franquismo en Crevillent eran obreros en su inmensa mayoría: alpargateros, hiladores, tejedores, albañiles, carpinteros, jornaleros agrícolas, chóferes, ferroviarios, etc; además, algunos comerciantes y oficinistas, maestros, algún industrial. Fueron acusados de los delitos reseñados en la Causa General, de haber desempeñado cargos en partidos y sindicatos, en el Consejo Municipal o el Comité Revolucionario, las distintas Cooperativas creadas y el control de las fábricas; haber sido vigilantes de prisiones o milicianos -y en cuanto tales, haber intervenido en requisas, detenciones, guardias-; haber marchado voluntariamente al frente y haber obtenido alguna graduación; haber participado en hechos anteriores a la guerra -en octubre de 1934 y febrero de 1936-; haber sido testigos de cargo ante los Tribunales Populares; haber exigido sumas de dinero a personas de derechas y haber hecho propaganda de la "causa roja".
Cerca de treinta vecinos fueron condenados a muerte por los Consejos de guerra, aunque a siete de ellos se les conmutó la pena por la de 30 años de reclusión mayor, pena que se aplicó también a otros trece. El resto fue fusilado en Elche o Alicante. Además, habría que incluir en el cómputo de víctimas mortales a otros dos vecinos, uno a consecuencia de terribles torturas -que trataron de enmascararse como suicidio-, otro al que se aplicó "la ley de fugas" y un tercero que falleció en la cárcel. A penas entre los veinte años y los doce años y un día de reclusión menor, por auxilio a la rebelión, fueron condenados, al menos -pues de algunos procesados no conocemos las sentencias-, unas sesenta personas; el resto lo fue a penas menores de prisión, entre ocho y tres años. Manuel Almarcha, que había marchado al exilio y participó en la invasión comunista del valle de Arán, fue el último fusilado por hechos relacionados con la guerra civil en la provincia.
Vecinos de Crevillent estuvieron presos en muchas de las numerosos campos de concentración, cárceles y penales existentes en esos años: Murcia, Albacete el Reformatorio de Alicante, Elche, Orihuela, Alcoi, Cartagena, Novelda, Albatera, Madrid -Santa Rita , Porlier y Yeserías-, Valencia -Portaceli y San Miguel de los Reyes-, Valladolid, Toledo, Las Palmas, los penales de Formentera y El Dueso, los campos de San Juan de Mozarrifar, Valdenoceda o Miranda de Ebro, etc. Además, fueron enviados a trabajar a Colonias Penitenciarias y Batallones de Soldados Trabajadores en Nules, Dos Hermanas, Bielsa, Belchite, Brunete, Algeciras, el pantano de Benagéber en Valencia, etc.
Estando preso en Elche, Crispín Juan denunció, en abril de 1941, que había sido agredido por Vicente Más Martínez, que acompañaba a un funcionario del Juzgado Militar que le tomaba declaración y que tuvo que "imponerse a fin de que el Vicente Más Martínez depusiera su actitud".
La Ley de Responsabilidades Políticas se aplicó a unas cincuenta personas que, por insuficiencia económica, fueron sancionadas con inhabilitación para cargos públicos durante dos o cinco años: a uno de ellos, el que fuera alcalde Manuel Menargues, que fue fusilado, se le impuso una multa de 1.000 pesetas, que la familia tampoco debió de poder pagar, por lo que se sobreseyó su expediente en 1946. Diez vecinos fueron investigados por el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo y algunos fueron condenados a penas de cárcel y confinamiento. Cuatro vecinos fueron enviados por los alemanes a los campos de exterminio nazis y de ellos únicamente sobrevivió Pascual Tejada Espinosa.
La represión contra las mujeres fue muy dura, pues algunas de ellas-como Carmen Juan, que formaba parte del Comité Provincial del PCE- habían tenido una destacada actuación política y varias fueron condenadas a distintas penas de cárcel, aunque otras pudieron eludirlas marchando al exilio. Numerosos vecinos de Crevillent salieron para el exilio en el norte de Áfrcia en los vapores African Trader y Stanbrook -en éste , más de treinta-: de ellos solo unos pocos regresaron antes de la muerte del dictador. Por hechos posteriores a abril de 1939 fueron investigados, procesados o condenados varios vecinos de Crevillent, donde existía una importante organización clandestina del PCE en los años cuarenta, que fue muy perseguida, sobre todo en 1945, tras los sucesos que se produjeron en el campo de Elche y que causaron la muerte del inspector de policía Maján.
(1) Sobre estos sucesos, véase MAS BOTELLA, Diego, El Crevillente oculto. 1930 -1950. Crevillent, 2016.