Francisco Moreno Sáez
Localidad perteneciente a la comarca de la Vega Baja del Segura, que tenía 2.977 habitantes en 1930 y 3.110 en 1940. Municipio agrícola, en las primeras décadas del siglo XX funcionó allí un Sindicato Agrícola de inspiración católica, que se integró después en la Federación Agraria Alicantina que impulsaba el clérigo Luis Almarcha. En 1932 existían dos sociedades obreras agrícolas, “Trabajadores de la Tierra” y “El Despertar Femenino”, afectas a la UGT. La Agrupación Socialista ingresó en la Federación Provincial Socialista en enero de 1932, tenía 16 afiliados al año siguiente y llegó a los 44 en 1937. La CNT tenía durante la guerra una Colectividad Agrícola. El Radio local del PCE, adscrito a la comarcal de Almoradí, tenía 27 afiliados, además de quienes estaban encuadrados en la JSU, hizo una gran campaña para enviar voluntarios al frente -se formó una compañía de 120 que, al mando de Joaquín Belmonte, se incorporó al Quinto Regimiento-. Sus relaciones con la CNT eran muy malas, pues acusaban a esa sindical de haber sido formada “por elementos monárquicos y reaccionarios”. Existía también una agrupación de IR.
Según la Causa General, cuatro vecinos -entre ellos, el cura párroco y un alcalde de la Dictadura- fueron asesinados entre agosto y noviembre de 1936; además, otros dos fueron ejecutados en el frente, en 1938. Además, en agosto de 1936, fueron destruidas las imágenes y objetos de culto de la Iglesia, que fue convertida en cárcel y almacén. Se produjo también la incautación y el saqueo de algún domicilio particular, así como la requisa de las bicicletas que había en un taller. También, aunque no lo cita la Causa General, se procedió a la incautación y control de la industria yesera “Nuestra Señora del Rosario”, hecho por el cual fueron condenados varios vecinos a penas de seis años y un día de prisión. Fueron declarados “facciosos” veinticinco vecinos.
Eran vecinos de Benejúzar Manuel García Soriano, (a) El Moreno, Antonio Pérez Velasco, (a) Mariscal, y Ramón Velasco Cases, (a) Pincelito, unos auténticos “señores de la guerra” que cometieron muchos asesinatos en la comarca de la Vega Baja. A dos de ellos la justicia republicana los juzgó, a primeros de 1937, por uno de esos crímenes y los encerró en Chinchilla, de donde escaparon. Los tres fueron condenados a muerte y ejecutados después de la guerra aunque a uno de ellos, el “Mariscal”, le absolvió un Consejo de guerra en primera instancia.
La mayoría de los represaliados por el franquismo eran jornaleros agrícolas, aunque hubo entre ellos varios yeseros, maestros, carpinteros, albañiles, etc. Fueron acusados, sobre todo, de intervenir en los asesinatos arriba citados, de manera directa o indirecta -practicando detenciones, haciendo guardia, ayudando el traslado de los cadáveres-; de haber participado en incautaciones y requisas; de haber sido testigos de cargos, dirigentes del Frente Popular, la corporación municipal, la Colectividad Agrícola o el Comité Revolucionario, haber sido milicianos o haber marchado voluntariamente al frente, donde varios alcanzaron graduación militar o fueron comisarios, haber hecho propaganda de la causa roja, etc. Doce vecinos fueron condenados a muerte y ejecutados y a otros once se les conmutó esa pena por la de 30 años de reclusión mayor, pena que también se aplicó a once más.
Estuvieron presos en las cárceles de Dolores, Orihuela -la preventiva y San Miguel-, Elche, Monóvar, el Reformatorio de Alicante, Toledo, Lérida, Segovia, los penales de Burgos y El Dueso, etc., y muchos fueron enviados a trabajar a las Colonias Penitenciarias de Dos Hermanas y Añover del Tajo, el pantano de Benagéber, la reconstrucción de Belchite, las obras del Valle de los Caídos en Cuelgamuros, los Batallones de Soldados Trabajadores de Las Arenas (Vizcaya), El Goloso (Madrid), Valencia y Rabasa (Alicante). Se aplicó la Ley de Responsabilidades Políticas a cuarenta y cinco vecinos.
Tres acusados de graves delitos marcharon al exilio, de donde regresaron otros vecinos en 1948 y 1951. Varias mujeres fueron represaliadas, aunque no conocemos las causas: una de ellas era la viuda de un dirigente comunista, García Soria, conocido como “Tremendo”, del que se dijo que se suicidó en abril de 1939 "a consecuencia de una bomba que él mismo hizo estallar cuando se hallaba detenido en la prisión de la citada localidad, de la que también fue víctima un empleado del Ayuntamiento”. José López Ruiz fue internado en la campo de concentración nazi de Mauthausen, donde fue liberado en mayo de 1945; intentó regresar a España en 1968.
En 1943 se produjo la detención de cuatro vecinos, muy significados políticamente, que fueron arrestados durante una semanas porque la guardia civil los consideraba “peligrosos”; además, en ese mismo año, otros seis fueron procesados por unas pintadas aparecidas en algunas fachadas de Benejúzar con ""alegorías o símbolos contrarios a la seguridad del Estado, tales como la hoz y el martillo y otras semejantes"". En 1945, nueve fueron detenidos acusados de estar implicados en el supuesto “complot comunista” de esas fechas.
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