Francisco Moreno Sáez
Localidad perteneciente a la comarca de la Vega Baja del Segura, que tenía 8.754 habitantes en 1930 y 9.274 en 1940. En Torrevieja existía desde principio del siglo XX, una fuerte organización socialista. Ya en 1902 la UGT consiguió crear varias sociedades obreras -”La Naval”, “La Terrestre”, “La Prosperidad”, “El Yunque”, etc- que agrupaban a albañiles, salineros, marineros y estibadores. Aunque hubo varios intentos anteriores, la Agrupación Socialista se creó en 1913. Las Juventudes Socialistas surgieron en 1914, con 35 afiliados, y abrió por esas fechas la Casa del Pueblo. A pesar del predominio del caciquismo, los socialistas consiguieron que fuesen elegidos, poco antes del comienzo de la primera guerra mundial, varios concejales, entre los que destacaba Blas Alarcón. La organización obrera de Torrevieja atravesó luego graves dificultades, tras una dura huelga en demanda de loas ocho horas de trabajo para los salineros3, pero en abril de 1931 la Conjunción Republicano-Socialista obtuvo trece de los dieciséis concejales y Juan Samper Fortepiani fue elegido alcalde.
Durante la República, la Casa del Pueblo tenía 1.700 afiliados, organizados en varios sindicatos, y ya en 1936 un sindicato afecto a la CNT contaba con unos setenta afiliados. Ya durante la guerra, siguió ese predominio socialista, cuya Agrupación tenia en 1937 en torno al centenar de afiliados. Existían numerosas sociedades obreras y tres organizaciones campesinas, afectas respectivamente a CNT -Sindicato Único de Campesinos-, UGT -Sindicato de Trabajadores de la Tierra “El Progreso”- y PCE -sección de la Federación Provincial Campesina-. En Torrevieja radicaba la comarcal del PCE, dirigida por Antonio Cubí Fons, que desarrolló una gran labor de propaganda -incluyendo la transmisión de consignas y proclamas desde un altavoz instalado en su local-.
Según la Causa General, en julio de 1936 fueron asesinados dos guardias civiles, tras el asalto al cuartel de dicha fuerza, en el que estaban concentrados los efectivos de varios cuarteles de la comarca; al parecer, los concentrados pensaban pasarse a las filas de los sublevados cuando fueran enviados al frente de Granada, lo que se supo y provocó un intento de desarmarles llevado a cabo por varios milicianos y en el que fue muerto el guardia municipal Carlos Rebollo, que les acompañaba1. Muchos vecinos de Torrevieja y de otras localidades de la Vega Baja fueron acusados de participar en dicho asalto. Por otro lado, el médico y ex-alcalde de la localidad, Clemente Gosálvez Valls fue asesinado en el Saladar de Santa Pola, y el albañil de derechas Gabriel Aracil Pérez y el estudiante falangista Ramón Gallud Torregrosa fueron condenados a muerte por un Tribunal popular -que juzgó a varios catorce vecinos de la localidad- y fusilados en Alicante en diciembre de 1936. La Causa General añadía una sexta víctima de la violencia republicana, el jornalero Antonio Aniorte Valero, cuyo cadáver fue encontrado en Guardamar y que no figuraba en relaciones posteriores de “vecinos asesinados por los rojos” facilitadas posteriormente por el Ayuntamiento de la localidad.
La Causa General hacía referencia también a los que consideraba responsables del incendio y destrucción de la Iglesia y Ermita, con sus imágenes y objetos de culto, así como de muchos papeles de los archivos municipal y judicial, en marzo de 1936, tras una manifestación, aunque -obviamente- no hacia referencias a unos disparos efectuados contra los asistentes desde un Hotel, por lo que fueron detenidas varias personas, entre ellas un sacerdote.
Fueron muy numerosas las víctimas de la represión franquista: marineros, pescadores, trabajadores de las Salinas, campesinos, carabineros, albañiles, obreros del puerto, etc. La mayoría fue acusada de haber participado en los disturbios ocurridos en marzo de 1936, en el asalto al cuartel de la guardia civil y en los asesinatos citados por la Causa General, pero también de haber sido milicianos o voluntarios en el ejército republicano, haber tenido responsabilidades directivas en el Ayuntamiento, los diversos Comités y los sindicatos y partidos que apoyaban al Frente Popular, haber intervenido en denuncias, detenciones, requisas e incautaciones, haber hecho propaganda de “la causa roja”, haber sido testigos de cargo e incluso “leer prensa de izquierdas”.
Once vecinos fueron condenados a muerte, pero a tres de ellos se les conmutó esa condena por la pena de 30 años de reclusión, que se aplicó también a otros nueve; más de treinta personas fueron condenados a penas que iban entre los veinte y los doce años, y el resto a penas menores. Estuvieron encarcelados en el campo de Albatera, Orihuela, Alicante -el Reformatorio, los castillos de Santa Bárbara y San Fernando-, Elche, Teruel, Cartagena, Murcia y Valencia, los penales de Burgos, Formentera, El Dueso y Ocaña, los campos de concentración de Valdenoceda, Portaceli y Miranda de Ebro, y los Batallones de Trabajo de Talavera, Belchite o Aranjuez.
Otros escaparon a la represión marchando al exilio, en Francia o en el Norte de África: algunos fueron volviendo paulatinamente ya en los años cincuenta. La Ley de Responsabilidades Políticas se aplicó a 68 vecinos y el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo investigó a una decena de vecinos, algunos de los cuales habían sido iniciados en 1926 en la logia “Numancia” de Alicante. Varias mujeres fueron represaliadas, pero en la mayoría de los casos desconocemos si fueron juzgadas y sus sentencias.
Por “hechos posteriores a abril de 1939” fueron detenidos, procesados y juzgados, en algunos casos, muchos habitantes de Torrevieja. Algunos, por conversaciones críticas con la dictadura franquista; otros por ser considerados “peligrosos”, en 1943; y sobre todo, en torno a una treintena, por considerarles implicados en la organización de Unión Nacional, en 1945, en la represión subsiguiente a la muerte del inspector Maján, que tanta repercusión tuvo en la Vega Baja. Los intentos de organización o las simples protestas de los trabajadores de las Salinas eran muy vigilados y duramente castigados quienes, según la guardia civil, los impulsaban: así, en 1947, los 600 obreros de La Salinera Española pidieron aumento de salario, la guardia civil montó un servicio de vigilancia en la propia empresa, se produjo entonces una disminución de la producción que parecía obedecer a “consignas de los rojos exiliados en el extranjero dictadas por una emisora clandestina, ante la imposibilidad de manifestarse de otra manera en contra del Nuevo Estado”. La empresa despidió entonces a tres trabajadores “por su labor instigadora”, lo que provocó una protesta parcial, de unos doscientos trabajadores4.
1 Para lo ocurrido en la guerra civil en Torrevieja seguimos el trabajo de MARTÍNEZ LÓPEZ, Carolina, Un pueblo en la retaguardia. La guerra civil en Torrevieja (1936-1939). Siete Mares. Madrid, 2007.
2 AHPA. Fondo Gobierno Civil. AHPA. Legajo 3532.
3 MORENO SÁEZ, Francisco, “El movimiento obrero en Torrevieja”, artículo inédito.
4 AHPA. Fondo Gobierno Civil. AHPA. Legajos 779 y 2349.