Francisco Moreno Sáez

Localidad perteneciente a la comarca del Vinalopó Mitjà, que tenía 7.740 habitantes en 1930 y 5.114 en 1940. La organización obrera llegó a Pinoso bien entrada la segunda década del siglo XX y se crearon una Sociedad Obrera afecta a UGT en 1918, que tenía 53 afiliados en 1920, y era al propio tiempo una Agrupación Socialista, que desapareció en 1927. Se reorganizó ya durante la República, ingresando en la Federación Provincial Socialista en julio de 1931; tenía 14 afiliados en 1933 y 30 en 1937. La UGT, con secciones de agricultores, que formaba parte de la Federación Española de Trabajadores de la Tierra, y la Sociedad de Oficios Varios “El Progreso”, fue creciendo en afiliación ya desde la Dictadura. El Radio del PCE, adscrito a la comarcal de Monóvar, tenía unos doscientos militantes, de los cuales casi la mitad estaba en el frente; los comunistas, que tenían algunos roces con los socialistas, habían impulsado la Federación Provincial Campesina -que había creado,a su vez, una Colectividad Agrícola-, el SRI y la Agrupación de Mujeres Antifascistas. De menor entidad eran la CNT, UR e IR.

Según la Causa General, en los primeros meses de la guerra, fueron asesinados cuatro vecinos en distintas carreteras; otros dos vecinos, falangistas, fueron fusilados en el frente, en 1937 y en 1938. Añadía la Causa General el “linchamiento” en febrero de 1937, en los propios salones del Ayuntamiento, José Gras Miralles, que había sido Jefe de Prisiones en Alicante. Un informe de la guardia civil, fechado en febrero de 1940, matizaba que había muerto de un infarto, tras ser perseguido por muchos manifestantes que le insultaron y le produjeron “algunos arañazos en la cara"; las autoridades locales lo llevaron al Ayuntamiento y allí falleció por “su delicado estado de salud” y por “la impresión terrorífica tan grande que se apoderó de él, al verse en medio de tanta gente en actitud hostil, que le maltrataba y le injuriaba”¹. Por su intervención en esa manifestación fueron juzgadas y condenadas cerca de veinte mujeres y cinco hombres. Además, la Causa General citaba el incendio, saqueo y destrucción de la Iglesia y de las ermitas de Pinoso, Rodriguillo, Paredón, Culebrón, Ubeda y Encebras, en julio de 1936. De todos estos hechos la Causa General responsabilizó a 58 personas, de los cuales, en noviembre de 1940, 38 estaban encarceladas, 8 fusiladas, 7 exiliadas y 5 habían fallecido.

Los represaliados por el franquismo eran, en su mayoría, obreros del campo o de profesiones como albañil, panadero, chófer, cantero, zapatero, oficinista o peluquero, entre otras. Varios de los maestros y maestras de la localidad fueron asimismo condenados en Consejo de guerra o sancionados por la Comisión depuradora de la Enseñanza. Fueron acusados de los delitos que recogía la Causa General y además, de haber sido milicianos, haber marchado voluntariamente al frente y haber alcanzado alguna graduación militar, haber intervenido en requisas, registros, denuncias o exigencia de dinero a personas de derechas, haber sido concejales, alcaldes pedáneos o miembros del Comité Revolucionario o la Junta de Incautación de fincas, e incluso por haber recitado poesías que “ensalzaban la causa roja y atacaban e injuriaban fuertemente a los generales y al clero nacional”, por lo cual fue condenado a doce años de prisión.

Veinticuatro vecinos fueron condenados a muerte, aunque a quince de ellos se les conmutó esa pena por la de 30 años de reclusión mayor, pena que se aplicó también a doce vecinos. Pedro Paya ha demostrado, en su tesis doctoral, de qué modo los falangistas de la localidad urdieron una red de denuncias y trataron de implicar en varios delitos a los dirigentes del Frente Popular de la localidad e, incluso, cuando éstos habían marchado al exilio, a sus familiares más directos. Además de esas nueve muertes por fusilamiento, se produjo la de otro vecino, Perfecto Verdú Deltell, al que los falangistas aplicaron la “ley de fugas” en abril de 1939. Del resto de las penas, fueron muy numerosas las que condenaron a 20 años -más de veinte-, a 12 años y 1 día -unas treinta y cinco- y a 6 años y 1 día -más de treinta-. Fueron frecuentes los juicios “colectivos”. Siete vecinos murieron en campos de concentración y prisiones.

Cumplieron esas penas en el Reformatorio de Alicante, las cárceles de Monóvar, Elche, Novelda, San Miguel de los Reyes, Málaga, Teruel, Barcelona, etc. Otros vecinos estuvieron en los campos de concentración de Miranda de Ebro, Porta Coeli, San Juan de Mozarrifar y Albatera. Fueron asimismo muchos -unos cincuenta- los que fueron enviados a Batallones de Soldados Trabajadores por toda la geografía española, desde Navarra a Marruecos, pasando por Belchite, Bielsa, la Colonia Penitenciaria de Dos Hermanas, etc. Cinco vecinos -Javier Deltell Prats, Heliodoro Payá Lara, José López Graciá, Salvador Marcos Amorós, y Rafael Falcó Durá- fueron internados en campos de concentración nazis y fueron asesinados en Gusen, excepto Marcos Amorós, que fue liberado en Mauthausen en 1945.

La Ley de Responsabilidades Políticas se aplicó a más de cincuenta vecinos. La Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo afecto a tres vecinos, dos de los cuales habían pertenecido a la Logia Amor, de Elda, y el tercero a la Logia Numancia, de Alicante. Uno de los primeros, el practicante José Deltell Andreu, fue condenado en Consejo de Guerra, a 30 años de reclusión, y luego por pertenecer a la masonería, a 12 años y 1 día de cárcel. Por hechos posteriores a la guerra civil, fueron detenidos tres vecinos, uno en 1945, acusado de formar parte del que las autoridades franquista denominaba “complot comunista” y otros dos, hermanos, en 1957, acusados de propaganda ilegal por enviar ejemplares de Mundo obrero por correo.

Fueron varios los vecinos de Pinoso que se exiliaron, sobre todo a Francia -entre ellos, algunos sobre los que pesaban graves acusaciones-: el más destacado fue el dirigente socialista Dimas Calpena, que había sido alcalde de la localidad y marchó primero a Orán y luego a la metrópolis francesa, donde siguió militando en el PSOE. Algunos regresaron temporalmente a partir de los años cincuenta.