Francisco Moreno Sáez
Glicerio Sánchez Recio
Localidad perteneciente a la comarca del Vinalopó Mitjá, que tenía 9.799 habitantes en 1930 y 9.933 en 1940. Además de la agricultura, en Monóvar había una pequeña actividad industrial relacionada con el calzado, las canteras y la vid. Ya a primeros del siglo XX comenzó el desarrollo del movimiento obrero, con la creación de Sociedades de Socorros Mutuos y de resistencia de Obreros Agrícolas, Albañiles, Zapateros y Canteros, que ya desde 1904 fueron planteando sus reivindicaciones a sus patronos. La Agrupación Socialista (AS) local se remonta a 1918, con una veintena de afiliados, al año siguiente se abrió la Casa del Pueblo que fue clausurada en 1920, año en que se celebró ya el Primero de Mayo y hubo enfrentamientos con la Guardia Civil. A la UGT pertenecían obreros del campo y canteros, pero con menor afiliación que en años anteriores, mientras que ya había una fuerte presencia de la CNT, de manera que el Sindicato Único de Trabajadores de Monóvar acudió a Madrid, al Congreso de la Comedia, en 1919, con la representación de 1.200 afiliados. Cercana ya la República, la AS tenía 33 afiliados y la Juventud Socialista (JS) 38.
En las elecciones municipales de 1931 se consagró la hegemonía socialista al salir elegidos cinco de sus seis candidatos. Pero el número de afiliados seguía siendo escaso: 39 en 1933 y 38 en 1936, y la CNT local no enviaba representación a los Congresos nacionales. Durante la guerra, el PSOE local contaba con 83 afiliados, de ellos 14 mujeres. El Ayuntamiento que presidía José Picó Martínez, de Izquierda Republicana, quedó relegado por el Comité del Frente Popular que dirigía Vicente Barberá Tordera, del PSOE. La UGT y la CNT colectivizaron numerosas industrias -zapatos, harinas, licores, canteras, fincas agrícolas, etc- y ambos sindicatos entraron a formar parte del Consejo Municipal a partir de octubre de 1936. En cuanto al PCE, la comarcal de Monóvar estaba formada por los radios de Casas Rojas, Monóvar, Chinorlet, Elda, Encebras, Hondón de Monóvar, La Romana de Monóvar, Petrer y Pinoso, además de las células de Chinorla, Matián, Salinas, Ubeda, Rodriguillo y Culebrón. En noviembre de 1936 más de noventa camaradas del PCE marcharon voluntariamente al frente, en los Batallones “Stalin” y “Francisco Galán”, organizados por el partido. Tenía el PCE dos representantes en el Consejo Municipal, publicaron, entre septiembre de 1936 y abril de 1937, un semanario titulado Acero; crearon Altavoz del Frente y sus mujeres desempeñaban una importante labor, con otras mujeres antifascistas, para coser ropas de abrigo para el frente. Enfrentadas a la CNT estaban las sociedades agrícolas y cooperativas creadas por la Federación Provincial Campesina, impulsada por el PCE, en Casas Rojas, Casas de Juan Blanco, La Romana de Monóvar -que llegó a tener casi trescientos afiliados-, Chinorlet, Collado de la Zafra, etc1..
Según la Causa General, hubo diecinueve víctimas mortales de la violencia republicana, “paseados” en varias “sacas” entre septiembre y noviembre de 1936. Eran, sobre todo, industriales, oficinistas y agricultores, muchos de ellos sin adscripción política concreta, otros afiliados a FE, la JAP o DRA. Hay que señalar la muerte de tres mujeres, Matilde Albert Cabanes y las hermanas Virtudes y Concepción Cerdán Requena, conocidas como “las Mergelinas”. El informe de la Causa General responsabilizaba de estas muertes a unos cuarenta vecinos de la localidad, algunos de los cuales marcharon al exilio y otros, cuando fueron juzgados en Consejo de guerra, fueron condenados a penas de muerte o a muchos años de privación de libertad. Además, fueron incendiados la Iglesia y el Casino, se produjeron una “infinidad” de robos, saqueos e incautaciones, fueron detenidos muchos vecinos -a los que se torturó, incluso con simulacros de fusilamientos- y entre enero y febrero de 1937 comparecieron ante un Tribunal Popular en Alicante treinta y dos vecinos -ocho de ellos, en rebeldía, aunque tres habían sido asesinados con anterioridad, que fueron condenados a distintas penas de cárcel.
Los represaliados por el franquismo tenían diversas profesiones: en su mayoría eran trabajadores agrícolas y zapateros, siendo también numerosos los albañiles, maestros, canteros y oficinistas, y en menor medida, los alpargateros, ebanistas, cesteros, marmolistas, barberos, toneleros y “sus labores”, categoría laboral que solía aplicarse a las mujeres, aunque trabajasen en alguna industria. Se les acusó de los delitos reseñados en el informe de la Causa General, pero también de haber desempeñado algún cargo directivo en el Ayuntamiento, el Consejo Municipal, los partidos y sindicatos afines al Frente Popular, el Comité de Incautaciones, la Junta de Defensa Pasiva, la Casa del Pueblo o el control de fábricas y talleres; haber intervenido, como milicianos, en guardias, conducción de detenidos, requisas, denuncias, el asalto al Casino, huelgas y manifestaciones que tuvieron lugar antes de julio de 1936; de exaltar y hacer propaganda de la “causa roja” y difamar la “Causa Nacional”, de escribir en el periódico Acero; de haber marchado voluntariamente al frente y haber obtenido alguna graduación o haber sido comisario, etc.
Fueron procesados y sometidos, en su mayoría a Consejos de guerra, que tuvieron lugar -alguno de ellos, con carácter colectivo- en Monóvar en un primer momento y, a partir de enero de 1940, en Alicante. Aunque desconocemos el resultado de más de treinta de esos procesos, sabemos que treinta y tres vecinos fueron condenados a muerte, aunque a once de ellos se les conmutó la pena por la de 30 años de reclusión mayor, que también se aplicó a otros treinta y cinco. Los veintidós ejecutados fueron acusados de haber tomado parte en delitos de sangre, aunque a algunos de ellos -Miguel Villalta, Luis Corbí y Ramón Morán- la acusación era más bien como “inductores” o “responsables” últimos, sin intervención directa2. El resto de las condenas fueron por auxilio o excitación a la rebelión, siendo los más numerosos los grupos de condenados a 20 años y a 12 años y 1 día de reclusión menor, y a 6 años y 1 día de prisión mayor -en total, más de cien-.
Las cárceles y campos de concentración en que estuvieron, de manera preventiva o cumpliendo condena, fueron muy numerosas: en la provincia, los diversos lugares de internamiento en la propia Monóvar, las cárceles de Elche, Orihuela, Novelda y el Reformatorio de Alicante; y en el resto de España: en Portaceli, Madrid – Torrijos, Yeserías, Santa Rita-, Barcelona, Valladolid, Valencia, Ocaña, El Dueso, Formentera o Lérida, entre otras muchas prisiones. Además muchos de los vecinos condenados fueron enviados a trabajar en Colonias Penitenciarias o Batallones de Soldados Trabajadores, en Valencia, Dos Hermanas, Belchite, Peñaranda de Bracamonte, Montijo, Las Arenas, Talavera, Cuelgamuros, Bielsa, Figueres o el ferrocarril de Madrid a Burgos.
La Ley de Responsabilidades Políticas (de 9 de febrero de 1939) se aplicó a más de 340 personas, pero la inmensa mayoría tuvieron que ser sobreseídos a partir de 1942 por la insuficiencia económica de los sancionados (Ley de Responsabilidades Políticas de 19 de febrero de 1942), que fueron condenados a cinco o dos años de inhabilitación para cargos públicos. Además, la multa mayor que se impuso, nada menos que de 150.000 pesetas, a Narciso Berenguer Cerdá, acabó también por ser sobreseída por la misma razón. Otras multas oscilaron entre las 9.000 y las 425 pesetas, y a cuatro de los afectados se les indultó de la multa o de lo que les restaba por pagar entre 1948 y 1950. La Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo (de 1 de marzo de 1940) solo se aplicó al diputado socialista Miguel Villalta, aunque su expediente fue sobreseído, años después de su fusilamiento.
Ocho vecinos de Monóvar fueron internados en los campos de exterminio nazis y solo uno de ellos sobrevivió. Mientras sufrían condena en las cárceles franquistas fallecieron otros siete vecinos, entre ellos el médico Francisco Villalta Nebleza, en el Reformatorio de Alicante, la cárcel de Novelda, o el Hospital Provincial. Tenemos noticia de más de veinticinco vecinos que marcharon al exilio, en su mayoría a Argelia y Francia, aunque algunos fueron a residir finalmente a México, la URSS, Bélgica o Alemania.
La represión contra las mujeres fue especialmente intensa en Monóvar. En torno a treinta y cinco de ellas estuvieron presas y fueron condenadas a diversas penas; las mayores se aplicaron a aquellas que se habían distinguido por su activismo político, como las maestras Amparo García Olano, afiliada al PCFE, que fue condenada a 30 años de reclusión mayor, o Magdalena Mallebrera Esteve que, aunque fue condenada solo a 6 años y 1 día, fue vigilada y perseguida después durante años: en julio de 1943 fue detenida, junto a Remedios Morán Sánchez y Amparo Pérez Brotons, por considerar el alcalde que eran peligrosas "por sus ideales marxistas".
Finalmente, la represión por supuestos delitos posteriores a abril de 1939 no fue muy grande: sabemos de un vecino acusado en 1947 de intentar reorganizar, con otros, la CNT-FAI; de tres detenidos en 1945 en el marco de la extensa represión que se llevó a cabo tras la muerte en Elche del inspector Maján; del arresto de 30 días impuesto por el Gobernador Civil a varios vecinos que fueron sorprendidos por la guardia civil mientras estaban reunidos en una casa de campo "sin que se haya podido averiguar de lo que trataron en esa reunión". En mayo de 1944 el delegado local de Investigación e Información de FET y de las JONS informaba a sus superiores: con ocasión del Primero de Mayo se observó que los elementos extremistas, sobre todo los pertenecientes al PCE, hacían consumiciones mayores de lo habitual en bares y tabernas "como dando a entender que celebraban la fiesta del Trabajo"; además, mujeres socialistas y comunistas "se atreven a hablar en lavaderos y lugares públicos contra el Régimen y las autoridades"3.
(1). Sobre la CNT y sus colectivizaciones y sus relaciones con “La Campesina”, véanse los artículos de PALICIO MAESTRE, Baltasar, “Problemes de les col.lectivitats a Monòver: el cas de la CNT”, en Revista de Fiestas, Monóvar, 1996, págs. 22-28, y “Notes sobre La Campesina. L’alternativa agraria dels propietaris”, en Revista de Fiestas, Monóvar, 1995, págs. 100-106.
(2). Un pormenorizado análisis de la represión republicana y de los sumarios de los Consejos de guerra franquistas y expedientes de Responsabilidades Políticas, en SÁNCHEZ RECIO, Glicerio, Operación quirúrgica en el cuerpo social: la represión política en Monóvar (1936-1943). Alicante: Universidad. 2014.
(3). AHPA. Legajo 792.