Bernardo Garrigós Sirvent
Francisco Moreno Sáez
Localidad perteneciente a la comarca de l’Alacantí, que tenía 6.059 habitantes en 1930 y 6.942 habitantes en 1940. La agricultura iba ya cediendo paso a la industria y los servicios, a partir de 1920, cuando comenzó a introducirse la industralización en la fabricación del turrón y aparecieron ya grandes fábricas: en los años treinta se consolidarían las grandes marcas como El Almendro, El Lobo, La Colmena, y nacieron La Industrial Turronera, mediante la fusión de otras cuatro empresas familiares y Jijona S.A., constituida por la unión de un buen número de pequeños productores. En 1904 se creó la Sociedad de Obreros Agrícolas "El Socorro", con 195 afiliados, y existían también dos sociedades de Socorros Mutuos, El Trabajo (1908) y El Socorro (1915). Cuando aumentó la conflictividad social, tras la primera guerra mundial, se dieron en Xixona huelgas de albañiles y obreras de una fábrica de redecillas.
Durante la República existían una Asociación Obrera de Oficios Varios (UGT), que reunía a casi todos los trabajadores y trabajadoras de la localidad, una Casa del Pueblo y una Agrupación Socialista que tenía 65 afiliados en 1935 y 130 en 1938. En las elecciones de 1933, los socialistas obtuvieron una amplia victoria, con 1.242 votos de un censo de 1.830 votantes. A partir de julio de 1936 se produjo la colectivización de fincas y empresas, hecha en muchos casos en colaboración entre los sindicatos UGT y CNT: así, tenemos noticia de una Colectividad Cooperativa Unificada de Trabajadores de la Tierra, constituida en noviembre de 1937, una Cooperativa Turronera Jijonenca y una Cooperativa del Vestir y Similares. Además, existían el Sindicato de Artes Blancas Alimenticias y el Sindicato de Oficios Varios, ambos afectos a UGT, y una Cooperativa de Consumo impulsada por IR.
El PCE creció mucho durante la guerra civil. Su radio pertenecía a la comarcal de Ibi y había impulsado una sección de la Federación provincial Campesina, que no mantenía buenas relaciones con la Federación de Trabajadores de la Tierra (UGT) y que impulsó también la creación de una Cooperativa Agrícola. Los partidos republicanos -UR, PRRS e IR- fueron perdiendo peso a lo largo del conflicto y la CNT era minoritaria. Otras organizaciones existentes en Xixona en estos años eran el Socorro Rojo Internacional -instalado en el Colegio Eloy Coloma-, la JSU -en la que militaban socialistas y comunistas-, los Pioneros, las Juventudes Libertarias y el Partido Sindicalista.
Según la Causa General, nueve vecinos de Xixona murieron víctimas de la violencia republicana: entre ellos había sacerdotes, estudiantes, un juez de Primera Instancia, labradores, un propietario y un empleado. Cuatro vecinos de Xixona fueron acusados de haber participado en el asesinato de una de esas víctimas, siendo el resto muertos por “desconocidos”, bien por milicianos de otras localidades, o bien por militares republicanos, en el frente, al ser acusados -real o falsamente- de tratar de pasarse a las filas del ejército sublevado. El informe del alcalde al fiscal de la Causa General citaba también las torturas, amenazas, malos tratos e incluso un simulacro de fusilamiento a que fueron sometidos varios falangistas y presos de derechas en las cárceles de Xixona, Monóvar o Alicante.
Entre julio y agosto de 1936 fueron asaltadas, saqueadas la Iglesia Parroquial, el Convento de la Mare de Déu de l’Orito, la capilla del Asilo Hospital Cabrera, las ermitas de Santa Bárbara, San Antonio, las dos dedicadas a San Sebastián -la de la calle Raval y la de la partida de Segorb-, otras, situadas en la masía La Sarga y en la partida de Montnegre, así como capillas de propiedad particular. La mayor responsabilidad de estos hechos recaía, según la Causa General, en los integrantes del Comité del Frente Popular. La Iglesia arciprestal fue convertida en Mercado de Abastos.
Fueron declarados desafectos casi cuarenta vecinos y sus tierras fueron incautadas en agosto de 1936, permaneciendo bajo el control de un Consejo de Administración de Fincas Incautadas hasta que se constituyó en noviembre de 1937 una colectividad CNT-UGT.
Los represaliados por el franquismo1 tenían, mayoritariamente, profesiones relacionados con el sector secundario, predominando los dedicados a la industria del turrón y los albañiles y carpinteros -pues se estaban construyendo en esos momentos unas viviendas sociales por la sociedad “El Trabajo”-; el sector primario era todavía importante, con muchos jornaleros y agricultores, y el sector de servicios era muy variopinto, predominando los enseñantes, contables y oficinistas, funcionarios municipales, chóferes y “las labores de su sexo”, atribuidas a las mujeres. Al parecer, algunos simultaneaban la agricultura y el trabajo en la industria del turrón, según la temporada.
Fueron acusados, además de los delitos señalados en la Causa General, de haber desempeñado cargos en el Consejo Municipal, el Comité del Frente Popular, la dirección de la Industria Turronera, el control de Transportes o la Comisión Clasificadora de Fincas Incautadas; haber sido milicianos o haber marchado voluntariamente al frente; haber intervenido en registros, requisas, detenciones y exacciones de dinero; haber hecho propaganda de la República mediante escrito en la prensa; haber amenazado o maltratado a presos y haber sido testigo de cargo contra personas de derechas, etc. Como solía ocurrir, los miembros del Comité del Frente Popular o del Consejo Municipal eran considerados responsables de los “desmanes” ocurridos, aunque no hubiesen intervenido en ellos.
En cuanto a las penas impuestas por los Consejos de guerra que conocemos, hemos de recordar que once vecinos fueron condenados a la pena de muerte por adhesión a la rebelión, aunque a seis de ellos se les conmutó la pena por la de 30 años de reclusión mayor, pena que también fue aplicada a dieciocho personas más; la mayoría fue condenada a penas que iban entre los veinte años de reclusión menor hasta seis meses y un día de prisión menor, apenas cinco, por auxilio a la rebelión, siendo muy escasas las condenas por excitación a la rebelión. Por pertenecer a UGT e intervenir en el incendio de la ermita de Montnegre fueron condenados varios vecinos a veinte años de reclusión menor.
En un primer momento, la mayoría de estos procesados o condenados -junto con otros procedentes de otras localidades- estuvieron encerrados en la cárcel del partido judicial de Xixona, en malas condiciones: en noviembre de 1939, el alcalde se quejaba de ello al gobernador civil, pues cerca de 150 personas, algunos condenados ya a la última pena, se agolpaban e un pequeño local, vigilados únicamente por un carcelero2. Más de la mitad de los vecinos de Xixona condenados cumplieron pena en el Reformatorio de Alicante y el resto estuvo en otras cárceles de la provincia -Alcoi, Orihuela, Elche, el castillo de San Fernando en Alicante-, en las prisiones de Carabanchel y Yeserías, en Madrid, Valencia o Lleida, y en los penales de El Dueso -los condenados por adhesión a la rebelión-, Formentera en las Baleares o Portaceli en Valencia. Muchos vecinos fueron enviados a Colonias Penitenciarias o a Batallones de Soldados Trabajadodes en Dos Hermanas, Las Arenas, Garrapinillos, Talavera o Rabasa (Alicante), mientras que otros fueron enviados a trabajar en la reconstrucción de localidades como Brunete, Belchite y Oviedo.
La Ley de Responsabilidades Políticas se aplicó a cerca de ochenta personas, la mayoría de los cuales, dada su insolvencia económica, fue condenado a inhabilitación para cargos públicos durante dos o cinco años. Y de los que fueron condenados a una multa, también la mayoría tuvieron que ser indultados al cabo del tiempo, por la misma razón. Por su dureza, llaman la atención la multa de 6.000 pesetas impuesta a un carpintero y la de 2.000 pesetas impuesta a un jornalero. Un joven de apenas veintitrés años falleció cuando estaba preso en el Reformatorio de Alicante. Y Francisco Cots Sirvent perdió la vida en el campo de exterminio nazi de Gusen, en diciembre de 1942.
La represión contra las mujeres no fue muy grande, pues su presencia en la vida política y sindical de la localidad era también muy reducida. Tres eran maestras, cinco destacaron por su actividad política, y dos fueron condenadas por insultos a personas de derechas, intervenir en manifestaciones e incitar a los hombres a cometer delitos. Apenas tenemos noticias de vecinos de Xixona que marchasen al exilio.
Por hechos posteriores a abril de 1939 fueron detenidos y, en algunos casos, procesados y condenados varios vecinos: tres en 1942, por hacer circular una hoja “subversiva” incitando a los campesinos a no entregar las cosechas; uno en ese mismo año, por un “escrito antipatriótico” que le valió el traslado desde la cárcel de Elche a la de Las Palmas; uno, en 1943, simplemente por ser considerado ”peligroso” por la guardia civil; dos en 1944 por pronunciar “frases subversivas” en la vía pública, denunciados por el jefe local de Información e Investigación de FET y de las JONS; un condenado en Zaragoza por participar en el maquis, en 1945; dos en 1949, por organización clandestina comunista, etc. Un caso interesante fue el del alcalde Victorino Mira Planelles, que fue detenido en 1952 en Segovia, donde residía y trabajaba con nombre supuesto; condenado a 30 años de reclusión mayor, fue indultado a los pocos meses, dado el tiempo transcurrido desde el final de la guerra.
(1). Un detallado estudio de la represión franquista en Xixona, a partir de los expedientes de Responsabilidades Políticas y otros documentos que se encuentran en el Archivo Municipal de la localidad, en GARRIGÓS SIRVENT, Bernardo, “La represión franquista en la ciudad de Xixona”, en AA.VV., La recuperación de la Memoria Histórica en la provincia de Alicante. Alicante, 2011, págs.
(2) AHPA. Legajo 3435.