Francisco Moreno Sáez
Localidad perteneciente a la comarca de La Marina Alta, que tenía 1.186 habitantes en 1930 y 1.046 en 1940. Durante la guerra las organizaciones afectas al Frente Popular que existían en Castell de Castells eran IR, PSOE, JJLL, CNT, UGT y PCE. La Agrupación Socialista ingresó en marzo de 1932 en la Federación Provincial Socialista, tenía unos 160 afiliados en 1933, que bajaron después a unos 35 en 1937: al parecer, muchos de ellos pasaron a la CNT, que había organizado un Sindicato de Oficios Varios y una Cooperativa Confederal de Campesinos. Por su parte, el radio del PCE dependía de la comarcal de Callosa d’en Sarrià, tenía buenas relaciones con el resto de fuerzas políticas y sindicales y había creado una sección de la Federación Provincial Campesina, pero su fuerza era más bien escasa. En sus informes se reconocía que todo el peso del partido lo llevaba “casi en exclusiva un camarada”.
Según la Causa General, en octubre de 1936 tres vecinos de la localidad -el cura y dos escolapios- fueron asesinados por arma de fuego en la carretera de Sagra a Pego, junto a dos vecinos de Bellreguart: estaban escondidos en Famorca y de ese crimen se acusó a muchos vecinos, aunque algunos solo habían participado en una batida para encontrarlos. Antes, en julio, había tenido lugar la destrucción de ornamentos, imágenes, altares y objetos de culto de la iglesia de Santa Ana. Finalmente, en diciembre de 1936 varios vecinos procedieron a la destrucción de los archivos municipal, parroquial y judicial. Ningún vecino fue declarado “faccioso”.
La mayoría de los represaliados por el franquismo eran jornaleros agrícolas. Diez vecinos fueron condenados por adhesión a la rebelión y de ellos dos fueron condenados a muerte y ejecutados -ambos fueron acusados de intervenir en la muerte de los religiosos-. El resto fue condenado, por auxilio o excitación a la rebelión, a condenas que iban entre los 20 años de reclusión menor y los 6 meses y 1 día de prisión menor. Esta última condena se impuso a algunas mujeres que denunciaron a unos vecinos que se ocultaron para no ir al frente, sin que la denuncia tuviera consecuencias. Las acusaciones -además de los delitos recogidos en la Causa General- fueron las habituales: exaltar la causa roja, intervenir en incautación de fincas, ser miembro del Ayuntamiento o del Comité Revolucionario, haber sido miliciano o haber marchado voluntario al frente.
La mayoría estuvo estuvieron presos, en un primer momento, en Dénia, de donde pasaron luego a la prisión de Alcoi, al Reformatorio de Alicante o la cárcel de mujeres de Monóvar. Algunos estuvieron en los penales de Formentera o El Dueso y varios fueron enviados a trabajar en el Batallón de Soldados Trabajadores nº 63 en Valencia, a los de Garrapinillos y Bilbao, o a las Colonias Militarizadas de Aranjuez y Talavera.
Unos veinticinco vecinos fueron expedientados por la Ley de Responsabilidades Políticas: no tenemos noticia de que se les impusiera ninguna sanción. Finalmente, Alfredo Moltó Pérez fue internado en los campos de exterminio nazis y consiguió sobrevivir, siendo liberado en 1945 en Mauthausen.