Robert Llopis i Sendra
Francisco Moreno Sáez
Localidad perteneciente a la comarca de La Marina Alta, que tenía 6.026 habitantes en 1930 y 6.036 en 1940. A primeros del siglo XX se constituyó un Sindicato Agrícola Católico. Hasta los años treinta no se desarrollaron en Benissa las organizaciones políticas y sindicales del movimiento obrero. El predominio de los caciques locales, bajo el amparo de Juan Torres Sala, era absoluto y las elecciones municipales de 1931 tuvieron que repetirse en mayo y junio, antes los manejos y fraudes de la clase dominante, que se incorporaría luego al Partido Republicano Radical Socialista y a la Derecha Regional Agraria (DRA). La Agrupación Socialista (AS) se constituyó en 1930 y la Casa del Pueblo fue clausurada a finales de ese año, tras la sublevación de Jaca. Tenía 22 afiliados en 1933, que descendieron a 12 en 1934; durante la guerra, los militantes socialistas oscilaron entre los 12 y los 20. En las elecciones generales de febrero de 1936, ganó la candidatura de la DRA, encabezada por el cacique local Juan Torres Sala, con 1.176 votos, por 600 votos del Frente Popular. La UGT compitió con la CNT, creada en 1934, y juntas consiguieron firmar las primeras Bases de Trabajo, antes de la guerra, con la patronal agrícola. Durante la guerra ambas sindicales crearon Cooperativas Agrícolas y colectivizaron grandes propiedades agrícolas, la industria de la madera y los transportes de “La Unión de Benissa”. El PCE se organizó en abril de 1936, aunque ya existía un núcleo desde 1933, y propició la creación de una sección de la Federación Provincial Campesina, que también desarrolló su propia Cooperativa Agrícola. Además, durante la guerra tenemos noticia de la presencia de otras organizaciones políticas y cívicas: IR, la JSU, las JJLL, el Socorro Rojo Internacional, la Solidaridad Internacional Antifascista, la FAI y el Partido Sindicalista.
Según la Causa General, cuatro vecinos -tres religiosos y un propietario- fueron víctimas de la violencia republicana, entre agosto y septiembre de 1936. En julio de 1936 fueron destruidos los altares, imágenes y objetos de culto de la Iglesia Parroquial, la Iglesia de los Franciscanos, las Ermitas de San Jaime, Santa Ana, San Vicente, Santa Marta, Santos de la Piedra, Capilla del Rosario, Colegio Franciscano y oratorios privados. Fueron saqueados el Colegio Seráfico, de los Padres Franciscanos, y los domicilios particulares de seis vecinos. Durante la guerra fueron declarados “desafectos” dos vecinos y “facciosos” otros treinta y tres.
Los represaliados por el franquismo eran, sobre todo, jornaleros agrícolas y labradores, pero encontramos también entre ellos a ebanistas, chóferes, oficinistas, y algún albañil, cantero o comerciante, además de un secretario de Ayuntamiento. Fueron acusados de los delitos relatados en la Causa General, pero asimismo de haber sido dirigentes de los partidos políticos y sindicatos que apoyaban al Frente Popular, del Comité Revolucionario, de las Colectividades Agrícolas, del Consejo municipal -concejales, alcaldes y alcaldes pedáneos-; haber participado en denuncias, requisas y recogida de armas a personas de derechas; haber sido milicianos y haber marchado voluntariamente al ejército republicano -principalmente, en el Batallón Alicante Rojo-, obteniendo alguna graduación; haber exaltado la “causa roja” y haber sido testigo de cargo.
Ocho personas -aunque tal vez una de ellas no fuese vecina, aunque sí natural, de la localidad- fueron condenados a la pena de muerte por adhesión a la rebelión, pero a cuatro se les conmutó esa pena por la de 30 años de reclusión. Los cuatro ejecutados fueron acusados de haber intervenido en asesinatos, mientras que otros vecinos que figuraban en el informe de la Causa General como sospechosos de lo mismo, no fueron condenados a pena tan severa. La disparidad entre las acusaciones primeras, especialmente en la Causa General, y las sentencias de los Consejos de guerra fue muy grande. Aunque desconocemos el resultado del procesamiento de casi cincuenta vecinos, parece que las penas impuestas no fueron muy elevadas: las más frecuentes fueron las de 20 y 12 años y 1 día de reclusión menor y las de 6 años y 1 día de prisión mayor, todas por auxilio a la rebelión.
De manera preventiva, como prisioneros o cumpliendo condena, los vecinos de Benissa estuvieron encarcelados en Dénia, Alcoi, Portaceli, Orihuela y Monóvar, en el Reformatorio de Alicante -la mayoría-, las cárceles de Yeserías, Lleida, San Miguel de los Reyes y Barcelona, los penales de El Dueso y Formentera. Doce soldados de Benissa estuvieron en los campos de internamiento del mediodía francés y de ellos, la mitad al menos regresó a España. Finalmente, varios vecinos fueron enviados a Batallones de Soldados Trabajadores en Oyarzun, Marruecos, Oviedo, Toledo y Belchite o a trabajar en Puentes y Caminos de Cataluña.
La Ley de Responsabilidades Políticas se aplicó a 35 vecinos, de los cuales solo uno, al parecer, fue sancionado económicamente; el resto, dado su escaso o nulo poder adquisitivo, fue condenado a penas de inhabilitación para cargos políticos o sindicales durante dos o cinco año. Cuatro mujeres -de ellas, dos maestras- fueron represaliadas. Un vecino, José Esquerdo Serra, murió en la cárcel Fábrica n.º 2, de Elche, y otro, Vicente Tent Vives, falleció cuando se encontraba en Córdoba, en un Batallón de Soldados Trabajadores. Todavía, en 1945, setenta y cuatro vecinos y una vecina estaban controlados por la Junta local de Libertad Vigilada.